Olimerca.- ¿Qué valoración nos hace sobre el comportamiento de las exportaciones de aceite de oliva en las dos últimas campañas?
José Pont.- Un año más, en el mercado del aceite de oliva en el exterior tenemos que volver a incidir en las dificultades y los problemas a los que nos enfrentamos las empresas exportadoras; siendo la principal dificultad el poder trasladar el incremento de los costes del aceite de oliva en origen a la distribución comercial de todo el mundo.
Al contrario de lo que sucede en una gran parte de productos alimentarios, donde asistimos a una estabilidad de los precios, en el aceite de oliva es muy difícil cambiar la política errática de las cotizaciones a la que asistimos.
Da la sensación de que una parte de la cadena de valor del aceite de olivase olvida que la gran distribución quiere precios estables y pone en una situación incómoda a la industria envasadora y exportadora.  ¿Cómo es posible que un mercado que puede exportar 800.000 toneladas, pueda ser al mismo tiempo un mercado de miseria? 

Olimerca.- ¿Es posible cambiar la tendencia actual?
José Pont.- Por desgracia es muy difícil cambiar la situación actual. Las empresas exportadoras nos encontramos entre dos frentes. Por un lado tenemos a una producción que sólo mira el interés del día a día, sin mirar al futuro; y por otro lado nos encontramos con la presión de la distribución comercial que sólo mira por sus intereses y por los de sus clientes; menospreciando la calidad del producto.
Nuestro gran mérito es que han sido las empresas de Asoliva, las que llevan exportando más de 100 años, las pioneras que han abierto los mercados en los que hoy están presente. Esto es un importante éxito que ha servido para sentar las bases de la realidad de hoy y de las empresas que vendrán después.

Olimerca.- ¿Dónde pondría el techo a los precios del aceite de oliva en origen?
José Pont.- No sabría indicarte cuál es el techo de los precios del aceite de oliva en origen. Lo único que sabemos es que el mercado es reticente a pagarlos, en unos países más que en otros, aunque la última palabra la tiene el consumidor.

Olimerca.- ¿Cómo consiguen mantener el ritmo exportador a pesar del incremento de costes?
José Pont.- Esta línea ascendente de las exportaciones de aceite de oliva español se ha sostenido durante estas dos últimas campañas gracias a que España ha sido el principal país productor, frente a otros países que presentaban déficit en sus cosechas.
De alguna manera lo que hemos hecho es cubrir la escasez de producción de países como Italia o Grecia, por lo que principalmente se han exportado a granel. De hecho, entre el 60/70% de nuestras exportaciones han sido en este formato, por lo que nuestras empresas han tenido que hacer un importante esfuerzo para satisfacer las necesidades de los mercados, aunque en alguna ocasión estas operaciones no hayan tenido el justo reconocimiento económico.

¿Cómo es posible que un mercado que puede exportar 800.000 toneladas, pueda ser al mismo tiempo un mercado de miseria?

Olimerca.- ¿Qué valoración nos hace sobre el comportamiento de las salidas de AO envasado?
José Pont.- Aunque afortunadamente el segmento del aceite de oliva envasado sigue mostrando signos muy positivos en mercados como Estados Unidos, China, Japón, y otros terceros países, no hay que olvidar que estamos inmersos en una situación complicada en todo el mundo, a tenor de los precios actuales. Si analizamos el comportamiento de las cotizaciones en origen desde 2014 hasta la actualidad observamos un aumento del 100%, al haber pasado de los 1,80€/kg a los 3,80€/kg; unos niveles de precios que no hacen fácil la relación con la distribución.

Olimerca.- ¿Qué presencia tiene la marca blanca en el exterior?
José Pont.- Cuando una empresa exportadora quiere llegar a los mercados exteriores puede hacerlo con su marca propia, con las dificultades que ello entraña, o bien a través de los graneles que se convierten en marca blanca. Esa es la gran asignatura que todavía tiene gran parte del sector exportador: sacar valor frente a la marca blanca. Y este es un problema que puede agravarse si empresas españolas productoras fijan su mirada en el exterior pensando en volúmenes más que en valor. Y ese es el gran reto.
Pero mirando el lado positivo, sí que es justo reconocer que uno de los mayores éxitos recientes ha sido arrebatar la supremacía de Italia en EE.UU, el primer país consumidor fuera del entorno comunitario.

Olimerca.- ¿Cómo está la negociación acerca del futuro del Panel Test?
José Pont.- No hay avance ninguno, aunque estamos pendientes de una futura normativa española sobre la trazabilidad. Ese es el gran problema, el sector industrial sigue asumiendo la responsabilidad de por vida del aceite de oliva que envasa, desde que lo embotella hasta el final de sus días, y corre doble riesgo; mientras que la producción y la distribución no tienen ningún problema con el panel test. Es decir, estamos solos frente a dos problemas: la inseguridad jurídica del panel test y la certificación de la calidad del aceite a lo largo de su vida envasado, aunque pase un año o año y medio.
Los industriales envasadores no podemos asumir toda la responsabilidad de la trazabilidad. No podemos olvidar que los aceites que exportamos envasados pueden sufrir una corta rotación en mercados que no son grandes consumidores, por lo que se hace muy difícil ajustar las fechas de consumo preferente.

Olimerca.- ¿Por qué son los industriales envasadores españoles los más afectados por este método?
José Pont.- El problema del panel es fundamentalmente en España, porque en Italia y Grecia la producción de aceite de oliva sólo se clasifica en aceite de oliva extravirgen de alta calidad y aceite lampante fácilmente detectable. Mientras que en nuestro país tenemos una importante producción de aceite de oliva virgen que en muchas ocasiones está al límite del virgen extra y que puede ser clasificado de dos distintas formas. Tenemos el problema grave en España porque provoca graves disfunciones en el mercado que afecta a todos.