Olimerca.- Tras los diversos bandazos que la Comisión Europea ha dado en el último año, mostrando en ocasiones su apoyo y en otras muchas más sus reticencias para favorecer la salida de la crisis que sufre el sector productor del aceite de oliva español, al cierre de este número (finales de mayo) parecía que había cierto movimiento en las conciencias de las máximas autoridades políticas para introducir cambios en su actual línea de ayudas al aceite de oliva.

Con todo lo que está cayendo en el conjunto del sector primario, la crisis del coronavirus, los aranceles de Trump y la espada de Damocles del Brexit en el Reino Unido, desde Bruselas se están viendo obligados a replantearse la incorporación del aceite de oliva en el artículo 167 del Reglamento de la OCM única, y que actualmente es solo de aplicación para el sector del vino. Con esta media se podría conseguir la adopción de una norma de comercialización de carácter obligatorio para todos los operadores del sector que serviría para adecuar la oferta y demanda mediante actuaciones de retirada y/o almacenamiento de producto.

El grado de pesimismo entre las pequeñas y medianas empresas, que son las de mayor número en nuestro campo, es suficientemente importante como para que las distintas administraciones aborden el problema a nivel global y no con parches que no conducen a una solución con futuro y continuidad. Son precisamente esos productores que no cuentan con una buena estructura a nivel de comercialización, los que sus olivares no pueden reconvertirse en cultivos intensivos o superintensivos, los que necesitan de más apoyo del que hoy reciben.

Con unos precios para el aceite lampante, a mediados de mayo, en el entorno de los 1,65€/kg, no hay excusa burocrática para no afrontar la necesidad urgente de favorecer una alternativa de futuro que garantice unos precios razonables, estables y que sobre todo ayuden a mejorar la rentabilidad de las explotaciones. Es necesario configurar un clima de tranquilidad para poder afrontar los próximos meses de comercialización y la incertidumbre de lo que el coronavirus puede traer al conjunto de la economía mundial.

En este contexto, hay argumentos para pensar que los precios ya han tocado suelo y ahora sólo queda ver si tenemos alguno de los siguientes escenarios:

Escenario en V: Repunte inmediato y brusco provocado por la intervención de la administración

Escenario en V asimétrica: Repunte más plano pero sólido debido a que las salidas aumentan y la producción consigue gestionar bien la oferta

Escenario en U: Sostenimiento de los precios hasta inicio de próxima campaña y luego repunte por malas condiciones meteorológicas en otoño, invierno y primavera

Escenario en L: Mantenimiento en precios bajos hasta final de 2021

Desde luego, la solución no está en que la administración autorice la retirada de aceites lampantes con destino a biodiesel, tal y como parece que desde el sector cooperativo se ha insinuado ya para el orujo.