Olimerca.- La cadena de supermercados Lidl acaba de dar a conocer recientemente su nuevo proyecto en común con la Unión de Pequeños Agricultores y el Grupo Migasa para impulsar el olivar tradicional, en un contexto de dificultad en el que la mayoría de las explotaciones no alcanzan en muchos casos el umbral mínimo esperado de rentabilidad, el objetivo es que los agricultores perciban una retribución justa y asegurar la viabilidad de las explotaciones certificadas como olivar tradicional.

Lidl ha afirmado que garantizará un precio mínimo al agricultor que se situa en los 2,60€/kg y que en ningún caso será inferior, a pesar de que el precio en el mercado pueda estar por debajo. De momento los primeros agricutores beneficiados procederán de la subbética de Córdoba, la Sierra Sur de Jaén, y a corto plazo se va a ampliar a otras productoras de la Campiña y la Sierra de las Viñas de Jaén.

Una estrategia absolutamente irreprochable, sino fuera porque con este acuerdo se abre el debate entre el propio sector productor y las otras grandes cadenas de distribución de si es positivo o negativo fijar un precio mínimo para el agricultor.

Y ahora… ¿qué van a hacer el resto de las grandes cadenas de distribución agroalimentarias? ¿Se subirán al carro impulsado desde Lidl o por el contrario se quedarán fuera del juego, con lo que esto supone que Lidl se posicionaría como la cadena de supermercados que realmente está defendiendo un desarrollo sostenible del sector oleícola español?

De momento, el Ministerio de Agricultura ha aplaudido esta iniciativa que promueve la sostenibilidad en su triple vertiente: económica, social y ambiental; y en esta línea de favorecer una cierta estabilidad de los precios para el aceite de oliva en origen, nos encontramos con la aprobación en el Consejo de Ministros de ayer del RD que permitirá que el Ministerio de Agricultura, ante situaciones de claro riesgo de desequilibrio de mercado pueda, previa consulta a las comunidades autónomas y a los representantes del sector, determinar a través de una orden una retirada temporal de producto de manera obligatoria para todos los operadores del sector, hasta la campaña siguiente, e incluso determinar su destino a uso no alimentario.

Habrá que dar tiempo al tiempo para ver si realmente esta medida impulsada por el MAPA da los resultados esperados. Lo que sí es una realidad que avanza imparable es el aumento de las cosechas cada año, mientras que el consumo va por debajo de las mismas.

Por todo ello, no sólo hay que saber gestionar o almacenar aceite cuando hay grandes producciones, sino gestionar e impulsar el consumo, mucho más importante si cabe; tanto en el mercado nacional, como en el exterior.