Olimerca.- A pesar de que el mundo empresarial a nivel mundial se mueve, a grandes rasgos, en un mercado libre, donde no hay fronteras y las mercancías circulan con gran libertad; en los últimos tiempos algo está cambiando y que está obligando a replantearse nuevas estrategias de futuro.

Sólo hay que recordar que desde que hace 10 años entraran en los mercados internacionales y en la Organización Mundial de Comercio (OMC) países como China, India y otros se ha impuesto una política de proteccionismo que no tiene parangón.
Los mayores países del mundo se han convertido en subvencionadores netos y natos: Europa, China, India y Estados Unidos. En el caso de China las mayores subvenciones se enfocan en el sector industrial, sobre todo el acero, y es lo que generó la primera reacción de Estados Unidos en la imposición de aranceles. Mientras que en el caso de Europa las mayores ayudas están destinadas al sector agrario.

Y ha sido con la llegada de Trump con su estrategia de “American first” la que ha puesto sobre la mesa el asunto de las subvenciones o el exceso de proteccionismo y con ello la oportunidad de imponer aranceles para defender su país. Al mismo tiempo, la congelación del proceso negociador entre americanos y europeos para la apertura de ambos mercados a productos agroalimentarios de manera bilateral y la aprobación de la OMC de aranceles por las ayudas a Airbus, han sido claves en una situación de claro enfrentamiento y que ha abierto la puerta a la imposición de tasas a determinados países europeos.

Y en este marco, desde hace unas semanas el sector del aceite de oliva y las aceitunas verdes españolas están sujetas a un arancel del 25% para poder entrar estos productos envasados en Estados Unidos. Así, cabe reflexionar si no estamos en un círculo vicioso donde las ayudas de los estados a sus sectores agrarios e industriales seguirán siendo impulsores de nuevos aranceles. Y mientras tanto, la industria envasadora del aceite de oliva no recibe ayudas de ningún tipo y es la que paga las consecuencias de los aranceles. Y además imposibilita exportar nuestros aceites a otros industriales de otros países que quieran exportar a EEUU.

La respuesta está en negociar. Pero sin duda tenemos por delante un proceso negociador difícil y lento, porque mientras que EE.UU defiende ante la OMC que todos los países sean más transparentes a la hora de hablar de sus subvenciones y que se comience a fijar un procedimiento de rebajas de las mismas; en Europa, de nuevo, estamos hablando de nuevas subvenciones a la pesca y a la agricultura.