Olimerca.- Ante la evolución del mercado, que presenta algunas debilidades que podrían condicionar su crecimiento, Deoleo y la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) han firmado un acuerdo para trabajar en la búsqueda de un nuevo modelo de producción y comercialización del aceite de oliva. Estará basado en una estrategia de valor frente a volumen, que logre reposicionar al aceite de oliva como un producto de valor. Bajo el lema “Integración y valor”, sus dos ámbitos de actuación prioritarios serán la calidad y la trazabilidad.

En los últimos años, en países como España, EEUU, Reino Unido, Alemania u Holanda, el aceite de oliva se ha convertido en un producto indiferenciado, de escaso valor, dominado por las marcas blancas. Según el consejero delegado de Deoleo, Pierluigi Tosato, “la actual tendencia de mercado, que prima el precio sobre el valor, va acortando márgenes y acabará llegando hasta el agricultor. Solo una estrategia basada en el valor garantiza una distribución justa de los ingresos entre todos los eslabones de la cadena”.

A juicio de Tosato, “luchar por el precio es una batalla perdida”, ya que añade que “el 95% de los consumidores mundiales emplean grasas cinco veces más baratas que el aceite de oliva, por lo tanto, si nos centramos en el precio, siempre habrá otros productos que cuesten menos”.

En nuestro país, el consumidor abandona progresivamente el pilar de la dieta mediterránea, está sustituyendo el aceite de oliva por el de girasol, que ya representa el 40% del volumen de aceite que se consume en el país. De este modo, el acuerdo firmado por Deoleo y UPA pretende establecer un nuevo modelo de producción y comercialización, en el que la búsqueda de la calidad y la diferenciación sea una prioridad para toda la cadena de valor.

Cristóbal Cano, responsable de la sectorial de aceite de oliva de UPA y secretario general de UPA Jaén, destaca la necesidad de "aprovechar que, cada vez más, el consumidor siente inquietud por conocer qué hay detrás de lo que compra. Debemos poner en valor que el cultivo sostenible del olivar actúa como freno del avance de la desertificación, preserva la biodiversidad y fija la población al territorio. Estas cuestiones, que trascienden al propio alimento, tenemos que inculcarlas entre los consumidores, que deben ser conscientes de que, a la vez que compran aceite de oliva, están mejorando el medio físico en el que vivimos".