Olimerca.- Estamos viendo, en los lineales de los supermercados y grandes superficies, cada día más presencia de aceites de oliva vírgenes. No es que hayan desaparecido los vírgenes extra, sino que sus elevados precios provocan que los responsables de las cadenas de distribución consideren necesario y oportuno ofrecer a sus clientes una mayor oferta, con precios más asequibles en aceites de oliva, que, aunque no soporten la categoría extra, sí garantizan una alta calidad.

Nos encontramos en un buen momento para afinar las tácticas puntuales de comercialización, a lo que se une la oportunidad de ampliar el mercado de los aceites de oliva vírgenes, un producto de indudable calidad, quizá no del todo conocido por el consumidor, y que podría conseguir ahora el trampolín que necesita.

No debemos asustarnos del precio de los aceites de oliva vírgenes, que además es notablemente inferior al de los vírgenes extra sin que la pérdida de atributos sea excesiva. Poniendo como ejemplo los coches de alta gama, si alguien piensa que un BMW es peor que un Porsche debería hacer cuentas. Se sorprendería de la diferencia de precio respecto a la variación en prestaciones.

Y yendo más allá, ¿cuál de las dos marcas sería la equivalente al virgen extra? Dejémoslo aquí, porque entramos en el valor de las marcas, un tema que da para muchas reflexiones que abordaremos próximamente. Lo que sí queremos destacar ahora es la importancia de construir una buena marca, que sólo se consigue garantizando al consumidor las mejores características y presentación.