Olimerca.- Un estudio sobre los umbrales topográficos de barrancos formados en olivares y cultivos herbáceos ha llegado a la conclusión de que la cubierta vegetal es clave para frenar la erosión del suelo en este tipo de cultivos. Según la investigación llevada a cabo por el Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba, la cubierta vegetal tiene un importante efecto para impedir la formación de cárcavas sobre el terreno, pero una vez que las precipitaciones aumentan se convierten en el elemento que controla la formación de cárcavas. Ante un año de altas precipitaciones y una cubierta vegetal inferior al 25% sería muy difícil evitar la incisión de la cárcava.

Las cárcavas son zanjas o incisiones producidas por el agua que escurre por la superficie del suelo. Su formación afecta más a terrenos áridos, que son más sensibles a los impactos negativos de la erosión, y se está convirtiendo en una de las principales preocupaciones de los agricultores de la cuenca mediterránea.

Esta investigación coordinada por el profesor Tom Vanwalleghem, se basa en el estudio de los umbrales topográficos de barrancos formados en olivares y cultivos herbáceos entre 1956 y 2013 en la campiña occidental de la cuenca del Guadalquivir, analizando el impacto que las precipitaciones, el uso de la tierra y la cubierta vegetal han tenido en la variación de dichos umbrales.

Para predecir la ubicación exacta de la cárcava, hasta ahora, se habían tenido en cuenta la relación entre la pendiente local y el área de drenaje de los umbrales topográficos, prestando poca atención a la variación de estos umbrales a lo largo del tiempo.

Según esta investigación, si no hay demasiada variación en los umbrales topográficos para olivares y cultivos herbáceos sí que se observa cómo los umbrales cambian a lo largo del tiempo y cómo esta dinámica está vinculada a las características de la cubierta vegetal y de la lluvia.

De este modo, adelantarse a la formación de cárcavas o prever el lugar exacto dónde aparecerán los nuevos barrancos es una de las formas de luchar contra las elevadas cifras de pérdida de suelo provocadas por este fenómeno que, además de causar graves perjuicios para el agricultor, atenta contra la biodiversidad y sostenibilidad de los suelos.

Por ello, el profesor Vanwalleghem ha planteado la necesidad de desarrollar un sistema estandarizado que evaluase la predisposición de los suelos a la incidencia de cárcavas usando como herramienta la memoria que guarda el paisaje. De esta manera, será más fácil adaptar las técnicas de manejo del suelo y sus medidas de conservación para cada zona específica.