Olimerca.- Faeca ha manifestado su decepción e incomprensión por el hecho de que las dos entidades financieras que han puesto a disposición las acciones de Deoleo, Bankia y BMN, hayan preferido venderlas a un fondo de inversión extranjero antes que a un grupo cooperativo español. “Todo ello, teniendo en cuenta que ambas son entidades rescatadas, la primera de ellas pública en la actualidad, y, a pesar de ello, han desoído los intereses del sector oleícola español y la posición manifiesta del Gobierno en favor de garantizar la españolidad de la primera comercializadora de aceite de oliva del mundo”, apuntan.

“La historia se repite, nuevamente, en contra del futuro del sector agroalimentario español. Lo vimos hace cuatro años con la venta de Puleva a la empresa francesa Lactalis, con claras repercusiones en el sector lácteo nacional y en la economía de los ganaderos, quienes hace años que se mantienen con grandes problemas de rentabilidad, viendo cómo en momentos de dificultades de mercado su situación se agrava, aún más, por la importación de leche francesa, sin olvidar las consecuencias, también negativas, sobre la actividad y el empleo en las fábricas de Andalucía y del resto de España”, señalan desde Faeca.

La Federación Andaluza subraya su preocupación por el futuro del sector oleícola español. “Resulta inconcebible que en el principal país productor de aceite de oliva del mundo, entidades financieras españolas hayan optado por la alternativa extranjera de un fondo inversor ajeno al sector, antes que por un grupo cooperativo dimensionado y profesionalizado con importantes proyectos de comercialización y mejora del valor añadido”.

Y continúan, “no podemos sino poner en cuestión las actuaciones del Gobierno en esta operación, al haber defendido a ultranza la españolidad de Deoleo, anunciando incluso la intermediación de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), cuando el resultado dista mucho de ser el deseado, pese a haber dependido de una entidad pública como es Bankia”.

En consecuencia, considera que el sector cooperativo y oleícola español pierde “una oportunidad histórica de lograr un peso significativo en un gran grupo agroalimentario con enorme capacidad comercial, máxime teniendo en cuenta la necesidad de vender en mercados exteriores hasta las dos terceras partes de nuestra producción anual, con escasa incorporación de valor añadido”.