Olimerca.- La formación, la inversión pública en áreas rurales y el apoyo a nuevos modelos de negocio para hacer que la vuelta al mundo rural resulte atractiva para las nuevas generaciones son algunos aspectos por los que aboga el proyecto SURE- Farm, en el que colabora la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) a través del CEIGRAM (Centro de Estudios e Investigación para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales), como claves para apostar por el campo y el mundo rural como modo de vida y favorecer el relevo generacional.

Según Bárbara Soriano, investigadora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica de la UPM, miembro del CEIGRAM y participante en el proyecto, “los entornos rurales deben competir con los urbanos a la hora de atraer a los jóvenes y solo pueden hacerlo si son capaces de ofrecer un modelo de negocio que sea viable en el largo plazo”.

Si se quiere lograr que la vuelta al campo sea atractiva, no se debe obviar la necesidad de acometer cambios en los modelos de negocio y el importante papel que los poderes públicos deben jugar en este proceso

Añade que “hay que tener en cuenta que el relevo generacional va más a allá de la sucesión intra-familiar, también abarca la sucesión extra-familiar, la contratación de gerentes y mano de obra, así como las entidades de nueva creación”.

Además, apuntan a la formación como una de las claves para lograr el relevo intergeneracional. “No solo hablamos de formación a nivel de educación superior, sino también de la mentorización por parte de los propietarios actuales de las explotaciones, que son los que realmente conocen su funcionamiento y los desafíos que se presentan en el día a día”, explica Soriano. “Este tipo de actuaciones formativas y prácticas deben además estar reconocidas y ser incentivadas por los instituciones si realmente se quiere lograr que el sector agrario sea atractivo para las nuevas generaciones”.

Nuevos modelos de negocio
Según este informe, si se quiere lograr que la vuelta al campo sea atractiva, no se debe obviar la necesidad de acometer cambios en los modelos de negocio y el importante papel que los poderes públicos deben jugar en este proceso.

“El acceso a la financiación necesaria para cubrir los altos costes de la actividad agraria o para crear una start-up en el mundo rural sigue constituyendo un gran problema para los jóvenes que quieren apostar por el campo, especialmente si no tienen explotaciones en su propiedad. De hecho, en la mayor parte de los casos, el trabajo en el campo se desarrolla solo a tiempo parcial, y el ingreso de la otra actividad es lo que permite que sean autosuficientes económicamente en momentos de malas cosechas o de precios bajos de venta de los cultivos”, comenta la investigadora de la UPM.

Estas dificultades son las que llevan a las nuevas generaciones a crear empresas orientadas a nichos de mercado como la agricultura ecológica, el auto-marketing y los modelos de agricultura apoyada por la comunidad. Acceder a nichos de mercado facilita a los agricultores y ganaderos obtener precios superiores a los de la agricultura convencional, en la que las explotaciones han de operar a mayor escala para generar beneficios.

Por último, para los investigadores, es fundamental un cambio de mentalidad, que mejore la reputación de las personas que optan por la vida en el campo y una mayor inversión en las áreas rurales para proveerlas de los servicios públicos y del atractivo necesario para que los jóvenes apuesten por ellas.