Somos conscientes de que la pandemia ocasionada por el Covid19 ha puesto de manifiesto la fragilidad del sistema que conocíamos, y de muchos conceptos e ideas preconcebidas, dando lugar a que podamos darnos cuenta de que todo nuestro plan de negocio y todas nuestras estimaciones futuras son vulnerables ante una situación de este calibre, pero tenemos que intentar ser positivos y mirar al futuro con ganas e ilusión.

Creo que todos podemos predecir que, al finalizar esta pandemia, nos encontraremos en una situación económica de gran incertidumbre y de tiempos difíciles y sobre todo, con una sociedad que ha cambiado su estilo de vida y su concepto de interacción social.

Esta crisis tendrá unos efectos muy acusados porque nace del tejido empresarial, debido al parón económico ocasionado por el confinamiento, y es por esto que, las empresas oleícolas españolas tienen que tener claro que se van a enfrentar a un incierto desafío que obligará a la optimización de la base de sus costos, a una redefinición de sus modelos comerciales, la creación de nuevas capacidades y la administración de sus recursos.

Si no somos capaces de adoptar medidas que se ajusten a estos cambios, serán los cambios los que harán que nosotros tengamos que ajustar nuestras cuentas de resultados

Procurando analizar cómo esta nueva situación afectará al consumo y comercialización de nuestro aceite de oliva, me he permitido la libertad de exponer a continuación unas estrategias de adaptación que no conlleven muchos cambios en los aspectos operativos y organizativos, pero que puedan ofrecer un valor estratégico y una diferenciación.

Mayor coordinación con la producción.

Se hará necesario el habilitar un protocolo de mayor coordinación con la producción. Es necesario fomentar la trazabilidad del producto para informar de la calidad del mismo y de sus virtudes saludables. Serán tiempos en los que los productores coordinen esfuerzos con los comercializadores en busca de una opción responsable. Tanto los nuevos modelos de retailers como los consumidores, solicitarán una estrategia de consumo de producto local.

Adaptación hacia el retailer:

Esta pandemia va a acelerar el proceso de cambio profundo en el que ya estaba inmerso el retail, y es por esta cuestión que, el sector del aceite de oliva tendrá que adaptarse a estos cambios. Será necesario adaptar el formato de envase del producto en base a los requerimientos de los consumidores, que apostarán por envases más eficaces en sus cocinas y más respetuosos con el medio ambiente.

El producto se tendrá que integrar perfectamente en los nuevos conceptos de venta al público y en su exposición. El retailer, en su nuevo concepto de venta InStore, sacrificará muchos formatos de envases que no considerará de valor añadido y con esto eliminará muchas marcas de sus estrategias de venta al público. El retailer solicitará disponer de la trazabilidad del producto ya que querrá ofrecer a sus clientes un elemento que transmita seguridad, vitalidad, respeto con el medio ambiente y que cumpla con lo etiquetado.

El aceite de oliva español tendría que ser el abanderado de una nueva estructura operativa en la comercialización de aceite de oliva a nivel internacional, que creara un elemento diferenciador hacia el cliente

Adaptación tecnológica:

La adaptación tecnológica tendrá que focalizarse en la disposición de plataformas que se puedan integrar en el control y colaboración con la producción, en el control y gestión del producto con el retailer y con una comunicación directa con el consumidor.

Adaptación al Consumidor:

El consumidor necesitará nuevos estímulos para seguir consumiendo aceite de oliva y para atraer nuevos consumidores. Unos estímulos que vendrán caracterizados por varias tendencias como:

- Modernizar el formato de consumo del producto, ofreciendo otras opciones a un coste menor que los tradicionales.
- El nuevo formato tendrá que disponer de toda la información relativa al producto y que el consumidor pueda tener acceso a ella desde su dispositivo móvil.
- La comercialización del producto tendrá que llevar consigo nuevas aplicaciones tecnológicas que ayuden al consumidor a la hora de conocer y entender las cualidades y tipos de aceite de oliva.
- Habrá que interactuar con el consumidor en su hogar, ofreciendo experiencias y consejos culinarios y de uso del aceite de oliva.
- Se tiene que crear una línea directa con el consumidor que le ofrezca la sensación de pertenecer a una comunidad que vive de manera sana y socialmente responsable.

Creando el elemento diferenciador:

Habrá que buscar la excelencia y la fidelización del consumidor a través del elemento diferenciador, y este elemento no se basará en la continuación de lo que se estaba haciendo hasta ahora; primero porque no tenía ninguna funcionalidad en la fidelización del consumo, y segundo, porque tanto el retailer como el consumidor buscarán este elemento diferenciador que solo se podrá ofrecer si realmente se define una nueva estrategia conjunta de comercialización de nuestro aceite de oliva.

En resumen, el coronavirus va a transformar el concepto de comercialización, nuestra vida y nuestros hábitos de consumo, y es en este momento en que el aceite de oliva tiene que apostar por adaptar esta transformación a su extrema tradicionalidad, debe apostar por la calidad, pero entendida esta como la transformación hacia un producto innovador, con estilo y diferenciador.

La pandemia de Covid-19 va a ser el catalizador y acelerador de muchos procesos de transformación, de los cuales está presente nuestro aceite de oliva. Si no somos capaces de adoptar medidas que se ajusten a estos cambios, serán los cambios los que harán que nosotros tengamos que ajustar nuestras cuentas de resultados, y analizar si seguir con un modelo anticuado es adecuado para la supervivencia de nuestra empresa. De nuestra capacidad de adaptación dependerá el futuro de nuestro sector.