Olimerca.- El 9 de noviembre de 2016 va a pasar a la historia no sólo por la llegada de un nuevo presidente a Estados Unidos, Donald Trump, sino porque detrás de él se plantean muchas dudas e interrogantes que, de cara al futuro, pueden tener importantes repercusiones en muchos y diversos sectores de la economía mundial.

Pasadas las primeras 24 horas de la sorpresa inicial y la posterior asimilación de lo ocurrido, ahora llega el momento de la reflexión y el análisis para estudiar cuáles pueden ser los efectos de las nuevas políticas que quieren implantar Trump en su país.

1.      Parálisis:
Los mercados odian las sorpresas y los consumidores también. Según las estimaciones de Forbes, una de las primeras consecuencias del nombramiento de Trump como presidente de Estados Unidos será la parálisis en las compras, tanto de elevados como de bajos importes (viviendas, vehículos, electrodomésticos…), ante la incertidumbre de su gestión.

2.      Inflación: Uno de los principales caballos de batalla de la candidatura de Donald Trump durante la campaña ha sido su intención de gravar las importaciones para fortalecer el proteccionismo, lo que podría desatar una “inflación brutal”, según ha pronosticado el magnate mexicano Carlos Slim. Lo cierto, es que Estados Unidos importa bienes de consumo de todo el mundo y si Trump llegara a gravarlas con un impuesto estimado en el 35%, el coste de las compras podría aumentar entre un 15% y un 20%.

3.      Rebaja de impuestos: Asimismo, otra de las propuestas más reiteradas por el candidato republicano durante la campaña ha sido la rebaja de impuestos, tanto a las personas físicas, como a las compañías. Esta medida supondría la posibilidad de que los consumidores pudieran incrementar el gasto, ya que contarían con mayor poder adquisitivo. En cuanto a la disminución fiscal para las empresas, destaca un drástico recorte del tipo de tributación máxima para las corporaciones del actual 35% al 15%.

4.      Política de inmigración: Donald Trump también ha propuesto la expulsión del país de todos los inmigrantes indocumentados, que se estiman entre cinco y diez millones de personas. Esta medida tendría un gran impacto, tanto en el consumo como en el mercado de trabajo estadounidense. Por un lado, el comercio perdería un nicho muy importante de compradores, al tiempo que el mercado laboral quedaría desprovisto de un considerable grupo de trabajo.

5.      Inversión en infraestructuras: Uno de los planes que el nuevo presidente norteamericano también incluye en su cartera es la inversión en infraestructuras. Se trata de una partida de gran relevancia para los fabricantes y distribuidores, ya que permitirá modernizar y ampliar los puertos, aeropuertos y carreteras con el pertinente beneficio para la logística y el transporte de productos y mercancías.

Y qué podría pasar con el aceite de oliva

La primera reflexión es clara y lo ha puesto de manifiesto el propio presidente electo: vamos a proteger nuestras empresas, nuestras producciones frente a otras del exterior y vamos a favorecer la inserción laboral de nuestros trabajadores en detrimento de otros procedentes de otros países. En una palabra: Proteccionismo en toda regla.

Y ¿cómo puede afectar esta política de proteccionismo a nuestros emblemáticos productos agroalimentarios españoles: el vino o el aceite de oliva?.  Sencillamente: se avecinan malos vientos para nuestros productos estrellas en el mercado americano.

Los productores californianos van a encontrar en Trump un aliado perfecto para defender sus producciones de aceite de oliva, tanto en el Congreso como en el Senado y para ello, sin lugar a dudas, que van a utilizar todas las herramientas que estén en su mano para poner freno a la entrada de aceites de otros países.

La acción más perjudicial para las empresas exportadoras de aceite de oliva a ese país sería implantar una Marketing Order el próximo 2018. Tras su fracaso anterior en el Congreso hace cuatro años a los productores californianos se les abre una puerta de oro para alcanzar sus objetivos.