Olimerca.- A lo largo de los muchos años que llevo dedicados al mundo del aceite de oliva he podido oír, de la mano de expertos profesionales, lo difícil que era cambiar la mentalidad de los distintos operadores de la cadena de valor de este producto para que con esos cambios pudiésemos alcanzar el puesto que nos corresponde como país líder en producción a nivel mundial.

Cuesta creer que siendo España la principal fuente de suministro de aceite de oliva de todo el mundo, todavía nos encontremos con que operadores de Italia vengan a nuestro país a fijar ellos los precios a los que debemos comercializar nuestro “oro líquido”. Es difícil de entender que todavía los graneles sigan siendo la fórmula más extendida en la comercialización en el exterior, y que además si hablamos de envasado no seamos capaces de unir fuerzas y estrategias para que las empresas vayan todas con una línea de precios acorde a los mercados donde nos posicionamos.

Mientras que otros países como Italia controla los precios y marca tendencia en el exterior, en nuestro país nos perdemos en vanas especulaciones sobre si hay o no hay cosecha, si llueve o no llueve… y llevamos a cabo una comercialización impulsiva, sin un análisis serio sobre cómo conseguir el mejor precio a lo largo de todo el año, sin perjudicar al consumidor y beneficiando a toda la cadena de valor.

Este año, de nuevo se vislumbra que los precios van a sufrir ajustes en las próximas semanas, a medida que las bodegas se vayan llenando y los productores tengan necesidad de dar salida a sus aceites de oliva. De nuevo, los nervios y la tensión entre los propios productores pueden suponer un gran riesgo para la rentabilidad del primer eslabón de la cadena.

Todavía estamos a tiempo para mantener la calma, implantar un poco de cordura y aprovechar el gran momento que nos ofrece este año el olivo para que llevemos a cabo una comercialización ordenada, que no dejemos en manos de la gran distribución la manipulación de los precios en el lineal, y que seamos coherentes con los precios que el consumidor necesita encontrar en el punto de venta. Es fundamental controlar los vaivenes de los precios si no queremos hundir nuestro sector en la miseria que ya se han vivido en otras campañas. 

Por favor, aprendamos de los errores del pasado y  poco a poco vayamos ocupando el puesto que realmente nos corresponde en la comercialización mundial del aceite de oliva.