Olimerca.- El Tratado de Libre comercio (TTIP) que están negociando Estados Unidos y la Unión Europea va a suponer un antes y un después en las relaciones comerciales entre ambos continentes. Si finalmente se firma este gran acuerdo antes de que acabe este año, a partir de 2018 se podrá materializar el mismo y con él se intentará poner un cierto freno a la  competencia de países como China, que en los últimos años está ganando cuota de mercado en todo el mundo.

En un contexto donde se negocia absolutamente cualquier producto que pueda entrar o salir de nuestro mercado, el aceite de oliva no se queda al margen. Según declaraciones a Olimerca de Alicia Sánchez, Subdirectora General de Inspección, Certificación y Asistencia Técnica de Comercio Exterior, “el TTIP es una gran apuesta de futuro para nuestras exportaciones agroalimentarias en general, y en particular para el aceite de oliva dado que en la actualidad Estados Unidos es el primer mercado para los exportadores españoles fuera del ámbito comunitario. Gracias a este acuerdo se pueden abrir puertas de futuras negociaciones para afrontar las dificultades actuales”.

Y aunque sobre el papel pueda parecer que estamos en el mejor acuerdo para nuestro sector, no es oro todo lo que reluce. De hecho, en la mesa negociadora hay temas de vital importancia para nuestro sector y que en ningún momento se ha planteado en este proceso, como es el tema de la armonización de los productos fitosanitarios o las normas de evaluación, clasificación o etiquetado de los aceites de oliva virgen y virgen extra.

Según Sánchez, “el tema de la armonización de los productos fitosanitarios y pesticidas nunca ha estado en la mesa negociadora y no lo va a estar porque ninguna de las partes está dispuesta a ceder en sus posiciones actuales. Son temas con muchas aristas”. No obstante, se habla de una “negociación cooperatoria” y de una intención de armonizar de cara al futuro, buscando que se pueda controlar el producto que se quiere exportar desde el origen, en base a normas y legislación americana.

Para los productores e importadores de aceite de oliva de Estados Unidos el hecho de que el Consejo Oleícola Internacional haya dado el paso de ofrecer más voz y voto a los países consumidores en el seno de esta organización intergubernamental, es ya un gran paso para iniciar ese proceso de armonización de normas.

Por desgracia el consumidor americano está muy sensibilizado por las noticias de “supuesto fraude” en el AOVE que llega a sus mercados procedentes de otros países y en este contexto el TTIP no es la solución para limar precisamente esas diferencias.

Por último, la UE también ha solicitado la extensión de la protección de que gozan los vinos de la UE a otros productos agroalimentarios. Inicialmente, y como se suele hacer en la mayoría de negociaciones se establece una lista de indicaciones geográficas a proteger, que se iría ampliando. No obstante, esta es una cuestión que no ha sido acordada todavía para el caso del aceite de oliva, con lo que esta es otro de los temas que están pendientes en la mesa negociadora.

En resumen, aunque el TTIP no contempla abordar problemas importantes para los aceites de oliva europeos, si es conveniente mencionar que este acuerdo tiene varias consideraciones positivas:

•    Favorecerá un desarme arancelario
•    Se abre un canal de diálogo encaminado hacia una cooperación regulatoria de armonización de cara al futuro
•    En un futuro se podrá persuadir a EE.UU a que se adhiera a las normas del COI